
¿Cómo le pido a mi vecino que levante lo que su perro ensucia? ¿Cómo hace mi vecino para pedirme que deje de practicar trombón luego de las 8? ¿Cómo podemos hablar entre vecinos, acerca del modo de disponer la basura, y de los miles de temas que -a cada uno- nos surgen en la convivencia?
Esto es lo que hacen las conversaciones diseñadas: ver todas nuestras preocupaciones como preocupaciones en común. Cuando una comunidad de personas descubre que comparte una preocupación, el cambio comienza.
No hay poder igual, al de una comunidad que descubre lo que valora. Si no comenzamos a hablarnos unos a otros, nada cambiará. Las conversaciones son el camino para descubrir cómo transformar nuestro mundo, juntos. Son el modo más antiguo y fácil de cultivar las condiciones para el cambio. Deseamos que las conversaciones sean nuestra ruta de vuelta hacia el otro, y un camino hacia un futuro más esperanzador.
La comunidad es una realidad universal. Desde el nivel atómico hacia arriba, la comunidad es el patrón usado para diseñar el mundo. Círculos de átomos invisibles unidos en moléculas, combinan una maravillosa diversidad para crear todo lo que existe. Grupos de cosas, juntas por atracción o afinidad. Dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno hacen una molécula de agua, la cual busca a otra... al igual que un ser humano busca a otro. Vivimos en un planeta donde las criaturas se mueven en manadas, cardúmenes, bandadas, familias y tribus. Prosperamos en compañía de otros. Evolucionamos viviendo en pequeñas comunidades sustentables que compartían la crianza de los niños, cultivaban comida, construían refugios, asignaban tareas, veneraban y celebraban. La comunidad es nuestra herencia genética y social.
Si las conversaciones son la
manera natural en que pensamos juntos,
¿Qué es lo que se pierde cuando dejamos de hablarnos?
.¿Qué es lo que se pierde cuando dejamos de hablarnos?