
Si las conversaciones son el modo en que coordinamos acciones, TODO lo que hacemos… lo hacemos conversando!
Esto plantea un ámbito de acción infinito y –de hecho- lo es. Nuestro deseo, al definir algunos ámbitos de acción dónde aplicamos conversaciones diseñadas, es ejemplificar y hacer más comprensible el poder que ellas tienen para lograr resultados.
De ningún modo representa un “límite” en la aplicación de las metodologías, ya que la única limitación de una conversación franca y significativa, está dado por la autenticidad de la intención. Cualquier intención que busque manipular, controlar, dirigir, o “influenciar” el resultado, transformará una conversación significativa, en “más de lo mismo”.
Distinguimos así ámbitos, que no son más que “diferentes caras” de nuestra manera de ser, hacer y relacionarnos. Las habilidades que desarrollamos en un ámbito, siempre son transferidas a los otros.
Hablar de ámbito personal, laboral y comunitario deja entrever los diferentes círculos que nos tienen por centro, y que expandimos y “hacemos vibrar” al ritmo de nuestras conversaciones.
Reconocer nuestro impacto en cada conversación, y del impacto de nuestras conversaciones en las relaciones y resultados generados en cada ámbito, nos potencia y responsabiliza. Cada palabra, cada gesto, cada intención que pongamos en nuestras conversaciones de manera consciente, será un portal de posibilidades hacia una nueva realidad.